" Hervás con sus castañares recoletos en la falda de la sierra, que hace espalda de Castilla, tus telares reliquias de economía medieval que el siglo abroga, y en un rincón la sinagoga en la que la grey se reunía, que hoy añora la verdura de España, la que regara con su lloro, -de él no avara- el Zaguán de Extremadura"
(Miguel de Unamuno)


Os invito a que emprendamos juntos un viaje gracias al cual esperamos llegar a conocer mejor el Barrio Judío de Hervás y su patrimonio histórico y cultural en general. Porque sólo protegemos lo que amamos, y sólo amamos lo que conocemos.

Seguidores

sábado, 5 de marzo de 2011

SOPAS DULCES


Cuando el joven vio llegar la cazuela de barro a la mesa, compendió: la tragedia que se había ido fraguando a lo largo de la velada alcanzaría dimensiones bíblicas. Una costra negra y en apariencia reseca cicatrizaba en el inquietante recipiente. Uno tras otro observó al resto de comensales, que empuñaban ya ansiosos sus respectivas cucharas en las diestras manos. Por consideración hacia el huésped, ese día el postre no se dejaría en el centro de la mesa, expuesto al azote de la gula. Sería servido en platos: uno para comensal. Pero no por ello dejaba de suscitar aprensión en el joven. Sus ojos saltaban de la funesta estampa que poco invitaba al pecado a las pupilas de la arisca muchacha de la cual se había enamorado. “Las ha preparado ella misma”, apostillaba su futura suegra para acabar de rematar la faena


"Aquello tenía una pinta malísima. Y qué podía hacer yo si no cerrar los ojos y comerme lo que tuviesen a bien echarme en el plato. Así que cerré los ojos y dije «que sea lo que Dios quiera»". Y Dios quiso niña. Y fue mi madre.

El apuesto salmantino, mi abuelo, nunca olvidó aquella primera vez que fue invitado a casa de sus futuros suegros. Generalmente nadie olvida la primera vez que se sentó ante una cazuela de sopas dulces (quizá, el postre navideño más típico hervasense): la experiencia suele marcar de por vida




INGREDIENTES

½ kilo de nueces
150 gr. de almendras
Vino tinto
Media barra candeal del día anterior
Azúcar
Miel (4 cucharadas)
Aceite (para freír)



PREPARACIÓN

Se cortan rebanadas de pan de aproximadamente 1 cm de grueso. Se las pasa por el vino hasta que se empapan y se fríen. Entre tanto trituramos someramente las almendras y nueces con un rodillo. En una cazuela de barro colocamos una capa del fan frito y le espolvoreamos por encima un puñado de azúcar y otro de la mezcla de los frutos secos triturados. De esta forma, se van colocando sucesivamente capas del pan frito y de esta mezcla.
Se hace un caldo con algo menos de ¼ litro de agua, los frutos secos sobrantes, 4 cucharadas de miel y 2 de azúcar. Se va añadiendo lentamente a la cazuela. A medida que el contenido de ésta absorbe el líquido, se va rellenando. Se deja reposar hasta el día siguiente. Entonces se mete en el horno a 180 grados durante unos ¾ de hora, hasta que se tueste la superficie.

Las sopas han de conservarse en la nevera. Se sacarán de la misma un ratito antes de ser consumidas.

14 comentarios:

Balaphoto dijo...

Que buena pinta, le daria un mordisco ya!!! Te felicito!! Buen domingo,
Francesc

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Hombre, antes de darle el mordisco, habría que prepararlas... Buen domingo para ti también. Quizá dentro de una acogedora cocina, preparando (por qué no) sopas dulces. Abrazos.

Alejandro Cabeza dijo...

La verdad es que tiene muy buena pinta, esa receta sera cuestión de probarla y saborearla.

besos

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Pero antes, por su puesto, habrá que cocinarla a fuego lento y con mucho amor. Besos.

Alberto Gil Chamorro dijo...

La verdad es que impresionan un poco, ya me imagino la cara del mozo al verlas llegar a la mesa. Pero bueno, así la sorpresa es mayor. La elaboración parece delicada. Un saludo.

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Mi abuelo siempre lo consideró una nada desdeñable prueba de amor. En realidad no se puede considerar repostería compleja, como esas cosas que si les respiras demasiado fuerte cerca pierden volumen, o se cortan o... Se trata únicamente de echarle un poquitín de tiempo. En el fondo, ni siquera tanto. No se nota cuando se hace con amor. Besos.

Alejandro Cabeza dijo...

Hoy te tocare, en recuerdo el de tu abuelo.

http://www.youtube.com/watch?v=oigkxwbflKE

Un abrazo

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Le habrías encantado, tengo la total certeza. Irá a engrosar la larga lista de cosas que he de agradecerte. De seguir así la cuenta se hará interminable, y casi imposible saldarla. Ya sabes que para mí es muy importante corresponder, de modo aún así me esforzaré por conseguirlo. Besos.

xavi aramburu dijo...

Ñam
, no sé porque pero saben siempre mejor en la cazuela de barro,
felicidades por el blog

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Es que el barro les dota de una historia que se puede leer con los dedos en su superficie irregular, imperfecta sólo en apariencia. Abrazos.

Darwin Bruno dijo...

Debe tener un exquisito sabor.Tratare de hacerlo en casa.Un saludo afectuoso.

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Resultan particularmente gratas a los paladares amantes de los sabores agridulces. Espero que salgan muy bien. Que añadas otro pedazo de historia personal a la larga vida de esta receta. Abrazos.

granados112 dijo...

Hace 19 años que murio mi abuela y desde entonces no las hemos vuelto a comer. Gracias por la receta, mañana mi madre y su hermano se reuniran y creo que les llebare una sorpresa. Gracias de verdad.
Paola

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Curiosamente en una parte de mi familia sucede lo mismo: mi tía Constancia, tan aficionada a la cocina, dejó de prepararlas cuando falleció tío José. Supongo que durante un tiempo es normal que ciertas recetas sepan amargas. Sin embargo, una vez asentado el poso del luto, el vino del recuerdo vuelve a ser dulce. Así que espero que te salgan muy buenas, y que el plato sea motivo para desenterrar las mejores postales que de ella hayan quedado en cada uno de vosotros. Besos grandes.

Publicar un comentario