" Hervás con sus castañares recoletos en la falda de la sierra, que hace espalda de Castilla, tus telares reliquias de economía medieval que el siglo abroga, y en un rincón la sinagoga en la que la grey se reunía, que hoy añora la verdura de España, la que regara con su lloro, -de él no avara- el Zaguán de Extremadura"
(Miguel de Unamuno)


Os invito a que emprendamos juntos un viaje gracias al cual esperamos llegar a conocer mejor el Barrio Judío de Hervás y su patrimonio histórico y cultural en general. Porque sólo protegemos lo que amamos, y sólo amamos lo que conocemos.

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domingo, 30 de agosto de 2009

AMANECER


     Apenas el sol sale, la vida comienza en el Barrio Judío. Las puertas que permanecieron cerradas durante la noche se abren para dejar entrar el aire y la luz del día en las casas. El olor a limpio inunda las calles empedradas por las que los hervasenses, cristianos y judíos, han deambulado durante siglos. Los ecos de sus pasos parecen resonar aún sobre los adoquines.
     Por las puertas entornadas escapan el sonido del trajín matutino y el aroma del detergente. Una vez se da por concluida la limpieza del propio hogar, el agua jabonosa corre también por las calles. Cada vecina adecenta el acceso a su vivienda y riega sus flores. Porque en el Barrio Judío una casa sin flores, o sin un canario que le cante al nuevo día desde una jaula colgada en la fachada, apenas parece una casa.
     Junto a algunas puertas, en los cubos de plástico la colada flota indolente al sol cual pálida alga, blanqueándose como lo hacía antaño, cuando aún no se habían inventado los modernos quitamanchas.
     La actividad es constante, pero las tareas se ejecutan con sosiego. Aún hay espacio para la serenidad. Los quehaceres diarios todavía dejan tiempo para saludar cordialmente a cuantos pasan por la calle, para acoger al extraño. Quizá también para sentarse a la puerta de casa a charlar con las vecinas o para vender aguardiente de cerezas o de higos, tal vez vino de pitarra, a los transeúntes más avispados, los que aún buscan el sabor de la tradición en el fondo de un vaso o un plato.

INTENCIONES

     Este blog intentará hacer honor a esa proverbial hospitalidad del Barrio Judío y sus gentes abriendo sus puertas a propios y extraños, a los apasionados de la cultura sefardí y a cuantos curiosos nos puedan honrar con su visita. Guiaremos a quienes se interesan por la historia, el arte y la cultura en general por las empedradas calles del Barrio Judío. Mediante este viaje virtual, que será posible gracias a un nutrido material gráfico, esperamos dar a conocer la judería de Hervás a quienes aún no la han visitado.
     No obstante, desearía que este blog resultase útil también a quienes conocen perfectamente las calles que recorreremos, a quienes se criaron en ellas y quizá aún las habiten: a los propios vecinos de Hervás, especialmente a quienes viven en el Barrio Judío. El proyecto que hoy ve la luz nace con una clara vocación de servicio, con la intención de convertirse en un centro de reunión, una plaza en la que hacer públicas con total libertad impresiones y opiniones, puede que incluso propuestas o esperanzas. Nuestra intención es que quienes han visitado el Barrio Judío y quienes en él residen nos hagan partícipes de sus reflexiones o sus propias experiencias, que compartan con nosotros ideas de las que la comunidad con toda seguridad sabrá beneficiarse.
     Queda claro por tanto que mi intención no es erigirme en representante de nadie, sino poner a vuestra disposición un espacio donde os podáis expresar libremente, en el que podamos intercambiar ideas y dialogar. No me cabe duda de que el único propósito que impulsará a cuantos se unan a esta aventura será el de conservar, y en la medida de lo posible mejorar, un patrimonio que es de todos. Aunque antes que a nadie pertenece a los hervasenses. Son ellos quienes tienen el privilegio de disfrutar de él todo el año. No obstante, conviene ser conscientes de que ese privilegio implica también una gran responsabilidad: la de preservar el tesoro que heredaron de sus mayores.
     Los vecinos no sólo del Barrio Judío sino de todo el pueblo se convierten así en custodios de un legado del que todos disfrutamos. A esos custodios el visitante debe agradecer sus desvelos. Pero también puede colaborar activamente en su labor de conservación del patrimonio haciéndoles partícipes de sus impresiones y sugerencias, de sus críticas constructivas cuando lo estime oportuno.
     Evidentemente yo haré público mi propio punto de vista sobre diversos argumentos que atañen a la judería. Quizá esas opiniones den pie a que otros visitantes compartan con nosotros sus propias reflexiones. No cabe duda de que cuantos más seamos, más se enriquecerán nuestras conclusiones.