" Hervás con sus castañares recoletos en la falda de la sierra, que hace espalda de Castilla, tus telares reliquias de economía medieval que el siglo abroga, y en un rincón la sinagoga en la que la grey se reunía, que hoy añora la verdura de España, la que regara con su lloro, -de él no avara- el Zaguán de Extremadura"
(Miguel de Unamuno)


Os invito a que emprendamos juntos un viaje gracias al cual esperamos llegar a conocer mejor el Barrio Judío de Hervás y su patrimonio histórico y cultural en general. Porque sólo protegemos lo que amamos, y sólo amamos lo que conocemos.

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martes, 6 de marzo de 2012

COQUILLOS ¿QUE MIEDO?


Yo pertenezco a esa generación, quizá la última, en la que las abuelas, además de preparar dulces, de vez en cuando vaticinaban agoreramente la llegada del Coco. Era el Coco un ser misterioso, temido quizá más por desconocido que por verdadero jíbaro (término empleado en Hervás antaño, dicho sea con todos los respetos, para referirse al individuo de comportamiento poco cívico).
Hoy los niños difícilmente se asustarán al oír el nombre del olvidado monstruo: ahora son otros los hombres del saco que amenazan a la infancia, unos mucho menos inocentes y mejor identificados (a pesar de sus ocasionales máscaras), de una corporeidad ineludible, imperturbables como la roca impasible y contraria al movimiento.
En el fondo las elecciones son a menudo aleatorias y profundamente injustas. Por qué esa mala fama infundada de los cocos. Por qué no habrían de ser más temibles otros dulces en apariencia inofensivos, como las porras, por ejemplo.

Hoy abordaremos la receta de los coquillos, a los que en efecto no hemos de temer, pues pertenecen a la rama más sencilla y minimalista de la repostería, ésa que tanto gusta en esta tierra. Los coquillos en realidad no esconden misterio alguno, ni poseen una doble faz: se muestran tal como son, lo que ves es lo que hay. Personalmente yo, que admiro la transparencia, no poco se lo agradezco.

INGREDIENTES
Una medida (puede ser un vaso) de aceite de oliva
Una medida de zumo de naranja mezclado con agua de anises
Harina, cuanta admita la mezcla (podría daros un peso orientativo, pero uno se debe acostumbrar a caminar seguro por la vida, a tomar iniciativas y aceptar responsabilidades. Estoy segura de que convendréis conmigo)
Un pellizco de sal
Azúcar (sólo para rebozar los coquillos)

PREPARACIÓN
Se cuecen los anises secos en un poco de agua. Se deja enfriar y se mezcla la cocción con el zumo de naranja. Se amalgama la masa echando el pellizco de sal y la harina poco a poco, para estar seguros de que sea exactamente la cantidad que admite. Se extiende la masa con un rodillo y se cortan cuadraditos (o círculos) a los que se doblan dos picos para darles la forma tradicional de “pañuelo”. Se fríen en abundante aceite bien caliente y, recién sacados de a sartén, se pasan por azúcar.

NOTAS
Los coquillos no se preparan sólo en Hervás, motivo por el cual podréis encontrar ligeras variantes en otras poblaciones (como añadir canela, clavo o laurel, o rebozar en miel en lugar de emplear azúcar), o incluso de cocinara/o a cocinera/o (imaginación al poder). Yo me he limitado a dejaros la receta tradicional tal y como se preparaba antaño, como me la ha legado mi admirada tía (en realidad tía de mi madre, pero yo prefiero escoger a mi familia) Constancia.

Saturno devorando a su hijo, Francisco de Goya

Para escuchar a Víctor Jara interpretando Duerme, negrito

12 comentarios:

jesús lópez dijo...

Un dulce que trae a la memoria recuerdos antiguos, de inviernos largos y lluviosos, de brasero de picón...

Saludos, Salomé.

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

El olor a leña... Besos.

Teresa dijo...

Salomé, me encanta este blog, me recuerda mi niñez, los dulces, el zorongollo, ese zorongollo que hacia mi madre... Ya esta la nostalgia. Un beso fuerte.

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

A mí me sucede, sobre todo, cuando recuerdo todos los lugares que de niña descubrí en la montaña y ya no existen, o no lo hacen como antaño: las planta y animales ahora desaparecidos... Besos.

Sito dijo...

Pues me apunto la receta Salomé. También me recuerdan los frisuelos y las rosquillas que nos hacía mi madre , y aun nos hace por carnaval . Además seguro que están riquisimos!.
Saludos cordiales.

Gala dijo...

Me encanta! Mi abuelo sigue asustando a mis pequeños primos con el Coco, pero bien poco lo entienden...
Esta me la apunto para el proximo fin de semana, este ya está ocupado con pan, rosquilletas y un buen brazo de gitano de patata y carne (proximamente ;])

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Ay, las rosquillas que hacía mi abuela... Siempre caía alguna recién sacada de la sartén, antes de llegar a la mesa. Qué recuerdo tan entrañable esos deditos minúsculos quemados: hay dolores tan dulces... Besos.

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

Que no falten nunca los fogones, por poco tiempo que nos quede. Tan importante aprender a defender fieramente espacios... Besos dulces.

Fernando Santos (Chana) dijo...

Olá Salomé, belo doce que me traz grandes recordações....Espectacular....
Cumprimentos

Alfonso Caso de los Cobos Martinez dijo...

Apuntada queda la receta, yo soy partidaria de mantener las tradiciones me encanta elaborar las recetas culinarias de mi madre que a su vez vienen de las abuelas.
Un abrazo

ESTEBAN RUIZ dijo...

Buenas Salomé, por Cadiz le llamamos borrachos, y son dulces tipicos de las tradicionales semanas santas,tambien se empapan en miel dandole mas blandura.Saludos cordiales.

José-Elías Rodríguez dijo...

¡Qué ricos estaban! Sobre todo si habías ayudado tú en su preparación.
Mi madre y mi abuela le llamaban "prestiños", también he oído decirles "pestiñas". De cualquier modo es un dulce delicioso, sobre todo con miel.
Gracias por la receta.

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