Hoy vamos a abordar una receta muy sencilla, las cañas fritas. En Hervás las cañas constituyen uno de los dulces más típicos. Se sirven rigurosamente solas, sin rellenar jamás de crema o cualquier otro aderezo. Se ve que somos fundamentalmente minimalistas y de gustos sencillos.
La elaboración del plato exige tener previamente las cañas sobre las que envolveremos la masa extendida. Como probablemente sabréis, podemos encontrar a la venta tubos de metal inventados precisamente para este propósito. No obstante, antaño las amas de casa empleaban cañas de verdad (evidentemente, convenientemente secas). Si nos da por respetar escrupulosamente las tradiciones, ésta podría ser una buena excusa para salir a dar una vuelta por los cañaverales más cercanos y recoger algunas. Aunque hay que tener mucho cuidado e informarse antes sobre la legislación vigente, ya que tengo entendido que, al menos en determinadas circunstancias, esta práctica puede ser multada.
Ingredientes:
1 vaso de vino blanco
1 vaso de aceite de oliva
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
La harina que la mezcla admita (que muy probablemente será unos 300 gramos)
azúcar para el rebozado
Elaboración
En un recipiente amplio vertemos el aceite y el vino. Vamos añadiendo lentamente la harina hasta que obtengamos una masa ligera, que se pueda trabajar pero no sea demasiado rígida.
Extendemos la masa con un rodillo y cortamos rectángulos según la medida de las cañas que tengamos. Freímos en aceite y sacamos las cañas cuando estén doradas. Las colocamos sobre papel de cocina para que conserven menos grasa. Extraemos con delicadeza los tubos de metal o cañas naturales, teniendo cuidado de no romper los dulces. Una vez que hayan escurrido un poco, las rebozamos en azúcar (o fructosa, si tenéis problemas con el azúcar).
Conclusión
Las cañas fritas tienen la virtud de ofrecernos una valiosa lección: aún es posible disfrutar de la simplicidad.
Y porque en efecto fue la caña, ahí va Jimi Hendrix interpretando All Along The Watchtower
9 comentarios:
De nuevo por tu casa, disfrutando de tus cosillas. Siempre un placer.
Saludos y un abrazo.
Tienen una pinta estupenda esas cañas
un saludo
pepe
Que pinta Dios mio, yo quiero una caña.
Vuelvo a visitarte
y me paseo por tu sitio,
feliz fin de semana te deseo desde Jaén
Cuantas veces quieras, estimado Miguel. Luego todo se puede quemar en la montaña... Abrazos.
Mmmm que pinta buenísimo, te felicito
Salut, Francesc
Tienen buena pinta, pero también de ser una auténtica bomba calórica. Como bien dices, luego a quemar calorías con un paseo por tu tierra cámara en mano. Un abrazo.
¿Pueda haber mejor excusa, querido Xurde? Besos.
Salomé, enhorabuena. Me hago seguidora de tu blog, si me lo permites, por varios motivos. Me encanta cocinar, me encanta Hervás, para mí, y sin desmerecer a los otros muchos, uno de los pueblos más bonitos de la provinicia de Cáceres, lleno de rincones mágicos y con un legado cultural importante que debemos mantener y cuidar. En definitiva, que tu blog es una mezcla de cosas que me gustan. Saludos
Es un honor, querida Eva. Por lo poco que he podido ver, en efecto, yo también creo que, como se suele decir y aunque me horrorice la expresión, estamos en la misma onda. Besos.
Publicar un comentario